Por suerte, no es lo normal, pero aún hay familias que deciden regalar un cachorro a los peques de la familia, olvidándose de que es un ser vivo, de que supone una responsabilidad enorme y de que hay perros y gatos que, sin ser cachorros ni preciosos, necesitan igualmente un hogar para ser felices. Por suerte, se trata de un regalo que va perdiendo adeptos. Sin embargo, siempre que llegan estas fechas hay que recordar por qué no regalar mascotas.
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Cuidado, un animal no es un juguete
Y es que más de 300 000 perros y gatos fueron abandonados solo el año pasado, según el informe anual presentado por la Fundación Affinity que recoge los datos de 2019. Unas cifras muy preocupantes, pese a que estamos más concienciados sobre lo que supone tener un animal de compañía en casa. Porque explican que muchos padres siguen sorprendiendo a sus hijos con mascotas estas fechas sin darse cuenta de que se trata de un capricho más y que, en cuanto pase el momento de euforia, cuando la novedad deje paso a la rutina que conlleva esta responsabilidad, los niños pierden el interés por el animal y si los padres no sienten ninguno, el resultado será dramático.
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Qué supone una mascota en casa
Por eso es menester recordar que, además de un ser vivo, un perro y un gato es un animal que, como un hijo, implica un desembolso económico importante, no solo en alimentación; también en camas, juguetes, veterinario, vehículos para que pueda viajar, medidas de seguridad durante el viaje y el paseo, etc. A ello hay que sumarle el tiempo que necesitan. Porque igual que los niños piden juegos cuando son pequeños y hay que bajar al parque a jugar, un perro o un gato también requiere de nuestro tiempo para sacarlo a pasear (no solo para que hagas sus necesidades fuera, en el caso de los perros, sino para que socialice y gaste energía), pide mimos, juegos, medidas de higiene (cepillado, limpieza de arena, baño, etc.).
Y si a esa ecuación le añadimos las consecuencias de tener un animal en casa, el resultado puede no ser el esperado. Porque muchas personas piensan que los perros o gatos no causan destrozos en el hogar, no se ponen malos, no se orinan en casa… Pero no. Se les escapa el pis o la caca, lloran si tienen miedo, pueden sentir ansiedad por separación cuando se quedan solos, se aburren, se ponen tristes, pueden romper cosas… Por eso, tener un animal de compañía supone aceptar todo eso y asumirlo como parte de la vida. Y por eso, si el animal es un regalo fruto de un momento de deseo, cuando la realidad llega, el riesgo de abandono es mayor.
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Así que si estás pensando en regalar un animal estas navidades, piensa en ello. Y si lo aceptas todo con compromiso y responsabilidad, adelante entonces!
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